HUMILDAD
Según Andrés Flores Colombino
La humildad no es un simple comportamiento exterior, actuado, fingido a veces, aprendido, otras. Surge de la interioridad de cada ser que la posee y se caracteriza por la capacidad de “asumir los errores y defectos propios”.
Ser humilde no significa humillarse, rebajarse ni negar las propias virtudes o capacidades, pues se haría énfasis en uno solo de los polos, el de asumir los defectos, que también implica humildad, pero para ser auténtica, la humildad no debe ser consecuencia de la baja autoestima o de la mala opinión que se tiene de sí mismo, o de la necesidad masoquista de sentirse inferior. Reconocer los defectos no es buscarse defectos, culparse de todo, exhibir los vicios. Es poseer el sereno equilibrio, la integrada visión de la existencia, en que se percibe lo bueno y lo malo de las cosas al mismo tiempo. Para ser humilde también se pueden asumir las propias virtudes, sin vanidad ni falso orgullo.
Negar las propias virtudes es una forma de vanidad, pues con ello se espera que el otro proteste y exalte esas virtudes negadas por nosotros.
Según Katherine Giraldo
Muchos relacionan equivocadamente la humildad, con la falta de dinero o pertenencias materiales. La humildad, es la actitud en una persona que no le permite presumir sus logros frente a otros, jactarse con sus victorias para humillar, para pisotear. Humildad es reconocer las debilidades que tenemos, reconocer nuestras fallas, nuestras equivocaciones y buscar en todo momento mejorar. La humildad es el opuesto del orgullo, es actuar sin discriminar a otros por lo que no son o no tienen. Por el contrario, es anhelar que otros crezcan, y enseñar lo que sabemos que los ayudarán a ser mejores.